¡VIVA RIERA!!
Se puede decir que este es el grito de guerra de los Sierraalta. Recuerdo cuando en Coro mi papá gritaba ¡VIVA RIERA!, como protesta y desahogo por su oposición a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Por el comienzo del año 1.899, cuando estaba en el poder el Presidente Ignacio Andrade, se vivía en Venezuela un clima de agitación política y en cada zona del país existía un caudillo que levantaba al pueblo en armas; tales como lo hicieron Rolando, Riera, Juárez, Peñaloza y Morales al conocerse la noticia de la muerte de Joaquín Crespo en Mata Carmelera, estado Cojedes.
En el Estado Falcón estaba el General Juan Sierraalta Tinoco, Jefe del Estado Mayor del General Gregorio Segundo Riera, quien luchaba para derrotar al gobierno centralista y del Partido Liberal Amarillo de Ignacio Andrade. Por otra parte el Mocho Hernández lo hacía por el sur-occidente del país.
Pues sí, Papá Juan tenía sus hombres dispuestos a todo lo que se le comandaba, serian unos 200, la mayoría paraguaneros, que le debían lealtad y respecto. Pero a veces no todo era color de rosa; en muchas ocasiones las pasaba negras para pagar y alimentar a la tropa. Sobre todo en la época de recesión en donde no había trabajo, ni dinero, mucho menos comida.
Así que muchas veces estos hombres del General estuvieron a punto de disgregarse, pero el mando y temple de Papá Juan los mantuvo unidos y pudieron salir adelante en sus luchas libertadoras.
Sí, luchas en la Revolución Libertadora, cuando fueron a librar batalla con Cipriano Castro, quien en mayo de 1899 sale de Los Andes y a su lado va Juan Vicente Gómez y Eleazar López Contreras; inician así La Revolución Liberal Restauradora.
Riera debía parar a Castro por Barquisimeto y mandó al General Sierraalta para detenerlo. Pero una contraorden lo hizo regresar y esa batalla no se libró. Cipriano Castro entra triunfante a Caracas el 22 de octubre de 1899. La Revolución Libertadora duró hasta 1903.
De haberse realizado este encuentro, El General Juan le gana a Castro y sigue con Riera para Caracas. Entonces no hubiese sido Cipriano Castro quien tumba a Andrade, sino Riera y Papa Juan su mano derecha.
Otra hubiese sido la historia.
Este relato me lo contó papá, que con su memoria y conocimiento de la Historia de Venezuela, hace que no olvidemos a nuestros antepasados y mantengamos viva nuestra identidad.
Jesús Antonio Sierraalta Otero
Caracas, 2002
jesussierraalta@gmail.com