domingo, 19 de junio de 2011

QUECHA es Lucrecia Colina

QUECHA

Desde niño recuerdo siempre el nombre de Quecha. Papá siempre la nombraba y en sus cuentos de San Antonio y Las Piedras, de una manera u otra, estaba ella formando parte de su vida. Pero vale decir que no solo papá la nombraba y la quería muchísimo ya que siempre estaba pendiente de ella sino también todos mis tíos y primos.
            Así, intento hacer un pequeño recuento de su vida para que aquellos que no la conocieron, la tengan presente, ya que forma parte importante de la familia Sierraalta Osorio. 
            Lucrecia Colina, hija de Ubaldo Colina, nace en Paraguaná por el año 1900, de cabellos negros y ojos azules, cuyo padrino es Antonio Sierraalta Tellería, quien al casarse con Doña Felícita Osorio Guadarrama, la llevan a San Antonio para ayudar en los quehaceres de la casa.
            Fue Quecha una gran ayuda para Felícita, tanto así que la ayudó a criar a todos sus hijos, desde Yoya hasta Asdrúbal, así como también a dos muchachitos desnutridos y huérfanos que Don Antonio trajo a casa, uno de ellos de nombre Eudoro.
            Al morir la abuela Felícita y con Asdrúbal muy pequeño, Quecha se queda a cargo de  la  casa de San  Antonio y  es   una gran ayuda y soporte para Antonio en la crianza de todos sus hijos.
            Ya con la familia crecida se mudan a Pueblo Nuevo, en la casa que quedaba en la esquina sur de la plaza y viven allí hasta el nombramiento del abuelo Antonio como Administrador de la Aduana de Las Piedras.
            Así, llegan todos a Las Piedras, en donde viven, estudian y trabajan siempre bajo el cuidado de Quecha.
            Pasan los años, los hijos se casan o se van a estudiar a otros lugares y Antonio se casa con Magdalena Osorio Guadarrama. Para este entonces, regresa Yoya de los Andes y llega a la casa de Las Piedras con todos los muchachos, tal como me lo dice Betty, quien tiene muchas vivencias de esta época.
            Quecha compra una casa en Las Piedras y viven con ella los hermanos solteros: Carmen Otilia, Carmen Rosa y Gilberto. Muere Don Antonio y Magdalena se queda a vivir también en Las Piedras en una casa a unas cuadras de distancia de Quecha.
            La casa de Quecha se convirtió el punto de reunión familiar. Recuerdo cuando con papá viajaba a Las Piedras a visitar a Tío Juan y Tío Cayayo, pasaba a visitar a Quecha y almorzábamos con ella comida típica paraguanera.
            No fuí quien más cerca estuvo de ella, pero Toñito, Eddy, Jesús Francisco y Rolando pasaban las vacaciones en su casa, además de Antonio, Marilú, Ingrid y Carlitos que vivían cerca de ella y todos la consideramos como una abuela; por supuesto que así es, ya que vio nacer a nuestros padres y todos la consideraban como una madre.
            A la muerte de Quecha,  hereda la casa su sobrina Carmen Elina casada con Tillay (Estanislao Chirinos), hija de Martina Colina de Navas (esposa del Compadre Juan, quien fue Corneta en las tropas del General Juan Sierraalta Tinoco) y entonces las morochas y Gilberto se mudan a otra casa en el mismo pueblo.
            Sus restos yacen en el Cementerio viejo de Caja de Agua. (Antonio conoce el sitio).
            Deseo que esta corta historia sirva como recuerdo y homenaje a esta gran mujer, de sonrisa alegre,  con un corazón  que  nos amó a todos y que durante su larga vida así  lo demostró.

Jesús Antonio Sierraalta Otero
Agosto 2004

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