CUANDO NACIO YOYA
En una cálida tarde paraguanera, poco tiempo después de haber nacido la primogénita de Antonio Sierraalta Tellería y Felícita Osorio Guadarrama, se encontraban todos conversando frente a la casa en San Antonio, tal y como lo hacían frecuentemente para recordar las tareas del día y para programar la faena siguiente. De repente y en el ocaso de la tarde, Antonio vé a un hombre que desde la barranca del estanque le hace algunos ademanes para llamar su atención y desaparece. Este hombre, aparece nuevamente sin camisa puesta y le vuelve a llamar con señales para que se le acerque. Precavido siempre, Antonio busca su revólver y se dirige para ver quien esta allí. Al acercarse reconoce a quien lo llama.
-¡ Genaro, qué haces aquí y a esta hora! ! ¡Que pasa!
El hombre que llamaba su atención era nada más y nada menos que Genaro Ruiz, su hermano, quien le dice:
- Antonio, vengo con el viejo..... lo tengo escondido y quiero saber si todo esta bien para que pase a la casa y te vea.
El General Juan Sierraalta Tinoco se encontraba asilado en Aruba, ya que era el Jefe del Estado Mayor del General Gregorio Segundo Riera, durante la Revolución Libertadora y por supuesto sufría destierro a causa de su oposición al gobierno de Cipriano Castro. Había salido desde la isla en un pequeño bote acompañado de Genaro quien era ya marinero experimentado y que posteriormente sería el dueño de la goleta “La Esperanza”. Desembarcaron en la costa de Paraguaná, seguramente por la zona de Mangle Lloroso o Puerto Escondido. Desde allí, caminaron por veredas y caminos sin ser vistos, hasta llegar al hato San Antonio.
Cuando el General vé a su hijo le dice:
-Antonio, vengo para conocer a mi nieta.
Luego del abrazo pasaron a la casa. Estaban llenos de heridas debido a su paso por el monte. De inmediato comenzaron a curarlos con aceite caliente para sacarles las espinas de cardones y tunas.
Pidió el General que buscaran al Dr. Gumersindo Torres, médico de Pueblo Nuevo, su gran amigo y compañero de lucha política a favor del General Riera. Su petición fue cumplida de inmediato y salió un peón a caballo con destino al pueblo para traerlo.
Ya casi al amanecer y luego de larga conversación con todos en la casa y con su esposa Otilia Tellería Urbina que vino desde Camoruco, el General parte de nuevo con Genaro Ruiz para tomar el bote que lo llevará de regreso a Aruba.
Por este año de 1905, la situación política de la familia Sierraalta era muy difícil, con su oposición al régimen del gobierno de Castro, el General era uno de los hombres más buscados y de caer preso era casi segura su desaparición. Pero el temple, la valentía y el coraje de Papá Juan, aunado a su afecto familiar y a la lejanía de su entorno, fueron suficientes razones para anteponerse al peligro de muerte que significaba su presencia en tierras venezolanas, en la lucha por el bienestar de su pueblo y de las vivencias de justicia en su terruño.
Un viaje para conocer a su nieta Yoya era razón más que suficiente para arriesgarlo todo. Un ejemplo que dejó Papá Juan para su familia, el arriesgar la vida para hacer honor a la sucesión.
Esta historia es verdadera, Antonio Sierraalta Tellería se lo contó a sus hijos para destacar otro aspecto familiar de un gran hombre valiente que trabajó y luchó por su pueblo paraguanero.
Así me lo dijo mi papá Jesús Antonio y así se lo cuento a todos.
Jesús Antonio Sierraalta Otero
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